martes, 24 de marzo de 2009

La Bella Durmiente


El síndrome de Stendhal existe. La primera vez que lo experimenté fue ante la contemplación, en un mismo día, de El nacimiento de Venus y La Primavera de Boticelli, en la "Galleria degli Uffizi" y del Davide de Miguel Ángel en la "Accademia". Asocié sus síntomas psicosomáticos a una reciente crisis de ansiedad y no me di cuenta de que, en realidad, había llegado hasta ese extremo como consecuencia de la belleza que emanaba de aquellas obras...

Pronto hará un año que visité la Tate Britain de Londres para poder admirar "in situ" algunas de mis pinturas favoritas. Los que me conocéis ya sabéis de mi debilidad por los Prerrafaelitas ingleses... De hecho, abrí este Blog con la imagen de Lady of Shallot, de John William Waterhouse. Así que, en una ciudad con tantos museos y tanto arte en nuestras manos, y dado el poco tiempo del que disponíamos, decidimos seleccionar estos autores y organizar una pequeña "peregrinación" en busca de las obras más significativas de este movimiento pictórico. Mi principal objetivo: la Ophelia de 1852 de John Everett Millais y la ya citada Lady of Shallot de 1888. (De las hermosas Ariadnas, Musas y diversas Belles Dames sans Mercie ya os hablaré en otra ocasión.)
Conozco las otras Ophelias y Ladies of Shallot de esta época victoriana, pero siempre acabo regresando a estas dos imágenes... Quizá por el instante de la historia elegido por el artista para su composición, quizá por la atracción que ejercen en el espectador la lividez y fragilidad de sus personajes femeninos, precisamente en el momento de mayor fortaleza de sus vidas, quizá por la presencia de la muerte y su capacidad para conmovernos...
¿Cómo podía haber estado anteriormente en Londres y no haber visto estos cuadros?


Me quedé decepcionada al saber que la Ophelia había viajado con otros fondos cedidos por la Tate a otros museos y que en ese momento estaba siendo expuesta en Japón... Pero quedaba la Lady of Shallot... Avanzaba ansiosa por las salas, siguiendo el plano del edificio, recorriendo veloz sus lienzos con la mirada, hasta hallar el deseado tesoro... (Que me perdonen los artistas que ignoré durante esta visita...). Y allí estaba. Las palpitaciones aumentan, un peso sobre el pecho dificulta la respiración y te desplomas súbitamente sobre el banco que se halla dispuesto enfrente... La hermosura trágica que emana en ese instante de este lienzo es sobrecogedora...

Y contemplé en silencio...

Os recuerdo los versos de Tennyson que inspiraron este cuadro (ved la entrada titulada La mala racha, la primera de este blog), y añado música de Puccini: Crisantemi, en versión del Mendelssohn String Quartet, una preciosa Elegía (si queréis oírla, tendréis que abrir el enlace...)

And down the river's dim expanse
Like some bold seer in a trance,
Seeing all his own mischance
-- With a glassy countenance --
Did she look to Camelot.
And at the closing of the day
She loosed the chain, and down she lay;
The broad stream bore her far away,
The Lady of Shalott.

Lying, robed in snowy white
That loosely flew to left and right
-- The leaves upon her falling light --
Thro' the noises of the night,
She floated down to Camelot:
And as the boat-head wound along
The willowy hills and fields among,
They heard her singing her last song,
The Lady of Shalott.
...

Y en la oscura extensión río abajo
-como un audaz vidente en trance,
contemplando su infortunio-
con turbado semblante
miró hacia Camelot.
Y al final del día
la amarra soltó, dejándose llevar;
la corriente lejos arrastró
a la Dama de Shalott.

Yaciendo, vestida con níveas telas
ondeando sueltas a los lados
-cayendo sobre ella las ligeras hojas-
a través de los susurros nocturnos
navegó río abajo hacia Camelot:
Y yendo su proa a la deriva
entre campos y colinas de sauces,
oyeron cantar su última canción,
a la Dama de Shalott.
...


Lo que no me podía ni imaginar era que, en la última sala, aguardaba sin yo saberlo un impresionante lienzo, de enormes dimensiones, que acababa de llegar al museo en exposición temporal... El sueño del rey Arturo en Avalón, obra maestra de Burne-Jones -que consumió los últimos veinte años de su vida-... Entonces, lloré.

Ahora, nuevamente para mi sorpresa, esta magnífica obra está en El Prado, junto con otras delicadas y elegantes obras de la "Hermandad Prerrafaelita", como el famoso Flaming June (Sol ardiente de Junio), de Lord Frederic Leighton. Luis Ferré, un empresario sensible a esta propuesta estética de principios del siglo XIX, adquirió estas obras para el Museo de Arte de Ponce (MAP), en Puerto Rico hacia los años 60, donde han estado expuestas desde entonces (salvo la cesión a la Tate Britain el año pasado, que ya os he comentado).



La recuperación del Renacimiento, la naturaleza, la elegancia, el refinamiento, la inocencia del arte anterior a Rafael, los referentes literarios, la Edad Media y la Mitología revisitadas, la explosión del color... Esto es el Prerrafaelismo.

Aprovechad esta oportunidad. Esta exposición titulada La Bella durmiente. Pintura Victoriana del Museo de Arte de Ponce, se puede ver hasta el 31 de Mayo. Aquí tenéis un enlace al vídeo presentado por el comisario de la muestra, Gabriele Finaldi.

Una referencia filológica interesante para terminar: el artículo de F. López Estrada sobre Rubén Darío y el Prerrafaelismo, en la revista Anales de literatura hispanoamericana (podéis descargar el texto íntegro).

domingo, 8 de marzo de 2009

Teatro


El último domingo de febrero vi La vida es sueño, de Calderón de la Barca (Compañía madrileña "Siglo de Oro", dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente) en el Principal de Valencia... Una dirección escénica muy correcta e interesante. Os remito a las críticas.

...

Anoche, en Ontinyent, vi a "El Brujo" en su particular versión de El contrabajo, de Süskind. Insuperable. Genial. Os remito a mi antiguo post sobre el libro.

Buenas noches.