jueves, 3 de diciembre de 2009

Músicas...



Este año no he llegado a tiempo de incluir en el blog mi pequeño homenaje a la Música, coincidiendo con las celebraciones en torno al día de Santa Cecilia. Bueno, no he añadido nada de nada desde que empezó el curso en septiembre...


...no todos los relojes
concuerdan con mi hora
siempre hay corazones que adelantan
suspicacias que atrasan...


Han pasado tantas cosas durante este largo letargo... Llegadas, despedidas -algunas pérdidas insustituíbles-, encuentros y viajes, lecturas y más lecturas... y cierto hastío o cansancio o pereza o abandono o nihilismo, más o menos consciente... (antes lo llamaba nostalgia, pero ahora ya no recuerdo de qué...)... Y el otoño que se esfumó.

Algunos amigos han echado en falta mis citas de noviembre con Don Juan y con la Música, así que he decidido arrinconar las "urgencias" y la desgana para dedicarles a ellos algunos de los referentes artísticos y musicales que yo misma me he regalado estas últimas semanas.

"Wohl einem jeden, der seine Orte der Dauer hat". (Peter Handke)
(Feliz aquel que tiene sus lugares de duración)

Tomo esta cita en alemán porque durante estos meses he estado deleitándome con los grandes maestros Beethoven y Mahler.

El Palau de la Música había programado para esta temporada la integral de las nueve sinfonías de Beethoven con la Orquesta de Valencia, bajo la dirección de su titular Yaron Traub. Estuve en el concierto de la Sexta y la Séptima acompañada de mi marido y mis hijas -quienes no perdieron detalle- y volví con mis amigos a la Novena -cantaban Isabel, Marina, Ferrero y José Antonio-.


Disfruté mucho en ambos conciertos. En ambos por motivos diferentes. Las circunstancias en que compartía cada una de las audiciones las hicieron especiales. Los pequeños desajustes e imperfecciones de la ejecución desaparecían ante el poder de la partitura misma. La claridad de las sinfonías pares. La inquietante oscuridad de las impares... ¡Cómo no estremecerse con el segundo movimiento de la 7ª!



En la Novena mis expectativas quedaron superadas cuando empezó la intervención del Coro Filarmónico Eslovaco en el último movimiento: el color de sus poderosas voces eclipsó todo lo demás...


De Gustav Mahler os hablo otro día. Pero de Gustav a Gustav, os dejo un enlace a una antigua exposición de la Fundación Juan March (entre 2004-2007) sobre la composición que pintó Gustav Klimt en 1902, donde se funden arte, música y poesía. Klimt se inspiró en la interpretación de la Novena Sinfonía que hizo Richard Wagner en 1846 y en la letra del Himno a la alegría de Schiller, de ahí su nombre: El Friso de Beethoven.



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